lunes, 4 de marzo de 2013

Hormonas, tabaco y estrés


Hormonas, tabaco y estrés




Existen diferentes motivos por los que puede aparecer el acné en la segunda o tercera década de la vida. "Puede ser por motivo hormonal. Determinadas alteraciones, como el ovario poliquístico, pueden propiciar una mayor producción de hormonas androgénicas [hormonas masculinas] que hace que se segregue y libere más sebo que es la que termina obstruyendo el folículo y generando el acné", explica Eduardo López-Bran, jefe de servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Cuando la mujer tiene esta alteración hormonal también puede presentar otros síntomas como ciclos menstruales irregulares, aumento de vello (hirsutismo) e incluso pérdida de pelo (alopecia). "El acné en la mujer adulta lo solemos denominar 'acné hormonal', mientras que en el adolescente se habla de 'acné vulgar' porque es consecuencia del estado de hiperseborrea normal de la adolescencia, sin tener niveles hormonales incrementados a los que se corresponden con su edad", afirma Fernández Lorente.
En estos casos, cuando las hormonas tienen un papel determinante, el tratamiento de elección son los fármacos antiandrogénicos, aquellos que bloquean el efecto de las hormonas masculinas en la piel y cuero cabelludo. Muchos anticonceptivos tienen esta propiedad antiandrogénica, pero en la actualidad hay otros medicamentos que se pueden pautar sin necesidad de tomar anticonceptivos.
Se sabe también desde hace poco que el tabaco puede producir acné en mujeres. "Se comporta como un promotor del mantenimiento de la enfermedad. Es un factor agravante de un acné prexistente o un factor desencadenante en personas predispuestas. De hecho en mujeres fumadores la incidencia de acné supera el 50%", asegura Fernández Lorente.
Pero un factor clave que parece estar detrás de muchos de estos casos de acné tardío es el estrés. La ansiedad o el estrés actúan sobre las hormonas androgénicas haciendo que produzcan más grasa. También se ha demostrado que el estrés determina inflamación en las glándulas sebáceas a través de un mecanismo neuroendocrino, por lo que empeora el acné.
A su vez, señala Fernández Lorente, el acné genera ansiedad o estrés, por lo que es muy frecuente que el acné/ansiedad/estrés se convierta en un círculo vicioso en los que ambos factores se retroalimentan.

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